INDIA 2016
Gatos que se sientan en mi silla vacía y una vaca entusiasmada me lame el pelo, la nuca y el cuello.
Evocaciones van y vienen desde una mirada de bondad que atravesó mi corazón, me tomó de la mano y caminamos a la par desde ese día. Acumuladora de sensaciones y multiplicando fuerzas siento que estoy llegando como los camellos al sol, estatuas vivientes, con una voluntad que desconocía para la resistencia.
Con el orgullo de la vaca sagrada; el ceremonial de los elefantes y la ilegalidad de los monos. El mundo Ander dentro de un maya. Un monzón que llega en abril y no en noviembre.
Envuelta en mantras, mudras, ceremonias, gestos, danzas, rituales, los mugidos de las vacas y los coros de los templos al amanecer. Todos son actos sagrados, algunos conscientes y muchos ancestrales. Fantástico vivirlo.
India es bambú, instrumentos desconocidos, un cuerpo cuidado desde otra dimensión, sanarlo con la única intención que en él habite la paz, alegría y la expansión del espíritu.
Sonidos de gallinas, eructos y misteriosos dialectos. India es una marca, un tatuaje que siempre llevo en mí. Brillos, telas, colores, ojos , calor, trabajo duro, tiempo plano, pobreza. Y de pronto esas largas miradas hacia dónde??? Palabras dulces y de gong.
India es un gran elefante. Al fin he vuelto aunque no regresado. Me llevará un tiempo dejar de sentirme una penitente, una misionera, un viajero, un caminante, una aventurera errante; una férrea compañera de mujeres con sus rostros misteriosos, maléficos, ocultos, cabalísticos, embrujados; que te curan con tocarte con su aceite de coco.
Tal vez nunca regrese de esos hombres morenos, negros o a tunados, sobrenaturales y ultra-terrenos que huelen a incienso, palo santo, a jengibre y picantes; a jungla que te invade cansada y siestera.
NO SE HASTA CUANDO PERO ELLA ES EN MI, EL AMOR ES EN MI LO QUE SOY EN ÉL.
Si algo es bello en India son los colores del sol blanco de día y rojo a la tarde. La luna amarilla.